Cómo prevenir y tratar la costra láctea en bebés
La costra láctea es una de las afecciones dermatológicas más comunes en los bebés, especialmente durante los primeros meses de vida. Aunque a menudo se presenta como una condición transitoria e inofensiva, muchos padres se sienten preocupados al ver que su bebé desarrolla escamas gruesas y amarillentas en su cuero cabelludo o en otras áreas de la piel. Afortunadamente, existen formas de prevenirla, en caso de ser necesario, tratarla de manera eficaz.
En este artículo, exploraremos en profundidad qué es la costra láctea, sus causas, cómo prevenirla y los métodos más efectivos para tratarla, basados en la evidencia científica más reciente.
¿Qué es la costra láctea y cuándo aparece?
La costra láctea, también conocida como dermatitis seborreica infantil, es una condición cutánea que afecta a muchos recién nacidos. Se caracteriza por la aparición de escamas gruesas, amarillentas o marrones en el cuero cabelludo, aunque también puede extenderse a otras áreas del cuerpo como el rostro, las cejas, las orejas o el cuello (en los pliegues de la piel).
Aunque el nombre “costra láctea” sugiere una relación con la leche, no tiene ninguna vinculación con la alimentación del bebé.
Esta afección aparece generalmente entre las 2 y las 6 semanas de vida, aunque en algunos casos puede persistir hasta los 12 meses. En la mayoría de los casos, desaparece por sí sola sin necesidad de tratamiento médico, pero puede causar preocupación en los padres y es por ello que en ocasiones se pauta tratamiento para controlarla.

Causas de la costra láctea
La causa exacta de la costra láctea no se comprende completamente, pero se cree que está relacionada con una combinación de factores hormonales, sebáceos, genéticos, así como alteraciones en la microbiota y otros factores ambientales. A continuación, te detallo los principales factores implicados:
- Exceso de producción de sebo: El principal factor subyacente de la costra láctea es la producción excesiva de sebo, un aceite natural que la piel produce para mantenerla hidratada y protegida. Este sebo es secretado por las glándulas sebáceas, que se encuentran principalmente en el cuero cabelludo, la cara y otras áreas seborreicas de la piel del bebé.
En los primeros meses de vida, las glándulas sebáceas del bebé están todavía en desarrollo, lo que puede generar picos de producción de sebo. En algunos bebés, las glándulas sebáceas pueden no ser capaces de manejar la cantidad de sebo producido, lo que provoca que este exceso de sebo se acumule en las capas superficiales de la piel, formando las costras o escamas gruesas características de la costra láctea.
- Hormonas maternas: Durante el embarazo, la madre transmite a su bebé diversas hormonas a través de la placenta, entre ellas los andrógenos, que son hormonas sexuales que estimulan la producción de sebo. Estas hormonas maternas afectan las glándulas sebáceas del bebé y, en muchos casos, inducen una mayor producción de sebo, lo que puede contribuir al desarrollo de la costra láctea. Aunque la producción hormonal se normaliza después del nacimiento, los efectos de las hormonas maternas pueden persistir durante un tiempo, y esta influencia hormonal es especialmente significativa en las primeras semanas de vida, ya que el cuerpo del bebé aún está adaptándose a su entorno fuera del útero.
- Actividad de las glándulas sebáceas inmaduras: Aunque todas las personas tienen glándulas sebáceas que producen sebo, en los bebés estas glándulas están aún en desarrollo. Esto significa que, durante las primeras semanas de vida, las glándulas sebáceas pueden ser especialmente activas y, a veces, producir más sebo de lo que la piel puede manejar, lo que puede desencadenar la formación de costras. En la zona del cuero cabelludo o cejas, especialmente, las glándulas sebáceas tienen una mayor densidad, lo que aumenta la probabilidad de que la producción excesiva de sebo cause la acumulación de grasa y la formación de escamas o costras en esa área.
- Microbiota cutánea: La piel humana, incluida la de los bebés, está colonizada por una amplia variedad de microorganismos, principalmente bacterias y hongos, que conforman la microbiota cutánea. En el caso de la costra láctea, se ha demostrado que ciertos microorganismos como Propionibacterium acnes (ahora Cutibacterium acnes) y Malassezia juegan un papel importante en su desarrollo. Estos microorganismos se alimentan del sebo que producen las glándulas sebáceas y en condiciones normales, no provocan ningún daño, pero en algunos bebés con una mayor producción de sebo, acnes y Malassezia se multiplican en grandes cantidades, y pueden causar una respuesta inflamatoria que lleva a la irritación y al enrojecimiento de la piel. Esta inflamación contribuye a la aparición de las características costras y escamas en el cuero cabelludo del bebé. En algunos casos, puede haber una interacción entre ambos, lo que puede potenciar la inflamación. Esta sinergia entre microorganismos puede hacer que la costra láctea sea más persistente o grave, ya que los dos microorganismos trabajan en conjunto para exacerbar la inflamación y la acumulación de escamas en la piel.
- Factores genéticos La predisposición genética juega un papel importante en la aparición de la costra láctea. Los bebés con antecedentes familiares de enfermedades de la piel, como la dermatitis atópica, psoriasis o el eczema, pueden hacer que el bebé tenga una mayor predisposición a desarrollar costra láctea. El componente genético puede influir tanto en la cantidad de sebo producido como en la respuesta inflamatoria de la piel del bebé ante la proliferación de ciertos microorganismos, como las bacterias o los hongos.
- Factores ambientales Las condiciones ambientales también juegan un papel importante en la aparición y agravamiento de la costra láctea. Entre estos factores destacan:
- Clima cálido y húmedo: Estos climas, la piel del bebé produce más sudor y sebo, lo que aumenta la probabilidad de que las costras se formen, especialmente si el bebé está vestido de manera excesiva. Además, el ambiente cálido y húmedo también va a favorecer el sobrecrecimiento de Malassezia.
- Productos para el cuidado de la piel: El uso de productos cosméticos o de higiene agresivos, que contienen sustancias irritantes o secantes, puede alterar la barrera cutánea del bebé y empeorar la costra láctea. Por ejemplo, algunos champús o cremas con fragancias, alcohol o ingredientes sintéticos pueden contribuir a la irritación y sequedad de la piel.
- Exposición a irritantes: El contacto con tejidos ásperos, como toallas o sábanas, también puede contribuir a la irritación de la piel del bebé y la formación de costras.
- Desarrollo inmaduro del sistema inmunológico En los primeros meses de vida, el sistema inmunológico del bebé aún está en desarrollo. La piel de los recién nacidos es mucho más delgada y sensible que la de los adultos y su barrera cutánea aún no está completamente desarrollada. Como consecuencia, el exceso de sebo, la proliferación de microorganismos y las fluctuaciones hormonales pueden tener un impacto más visible en su piel.
¿Es necesario eliminar la costra láctea?
En la mayoría de los casos, la costra láctea no representa un riesgo para la salud del bebé. La afección es benigna y, generalmente, desaparece por sí sola con el tiempo, sin necesidad de intervención médica. Dado que no es peligrosa y no suele causar molestias al bebé, no es estrictamente necesario eliminarla.
El principal objetivo del tratamiento, si se decide intervenir, es mejorar la apariencia estética de la piel del bebé y evitar que las costras se infecten o irriten. Si las costras se mantienen durante varios meses o si se presentan signos de infección (enrojecimiento, hinchazón, secreción o supuración), es recomendable consultar a un pediatra o dermatólogo para recibir orientación adecuada.

Cómo prevenir la costra láctea
Aunque no se puede prevenir completamente, hay algunas medidas que pueden ayudar a reducir el riesgo de que aparezca o empeore:
- Mantener una higiene suave y adecuada: Es fundamental lavar el cuero cabelludo del bebé con un champú suave y sin fragancia, diseñado específicamente para bebés. Los champús que contienen ingredientes irritantes pueden deshidratar la piel y aumentar el riesgo de aparición de costras. Se recomienda lavar el cabello del bebé dos o tres veces por semana, no más, para evitar la irritación excesiva de la piel.
- Evitar la sobrecalefacción y el sudor: El calor y la humedad excesiva pueden estimular las glándulas sebáceas. Asegúrate de vestir al bebé con ropa ligera y transpirable y mantén al bebé en un ambiente fresco y seco. Evitar la sobrecalefacción, especialmente al dormir, es clave para reducir la producción de sebo.
- Uso de productos hidratantes: El uso de aceites naturales, como el aceite de oliva, de coco o de almendras, puede ser beneficioso para mantener la piel de la bebé hidratada y evitar la sequedad, que a menudo puede favorecer la formación de escamas.
- Evitar el uso de productos agresivos: No se recomienda el uso de cremas o pomadas con esteroides de forma preventiva, ya que pueden alterar el equilibrio de la piel del bebé. Siempre consulta con un dermatólogo antes de utilizar cualquier medicamento.
- Corte de uñas y manoplas: Asegúrate de mantener las uñas del bebé cortas para evitar que se rasque las costras, lo que puede causar irritación o infecciones.

Métodos para eliminar la costra láctea
Si la costra láctea ya ha aparecido, hay diversos métodos para tratarla de forma segura y efectiva. El objetivo es ablandar las costras y eliminar las escamas sin dañar la delicada piel del bebé:
- Limpieza suave del cuero cabelludo: La limpieza adecuada del cuero cabelludo es uno de los primeros pasos para tratar la costra láctea, ya que ayuda a eliminar el exceso de sebo y las escamas acumuladas. Realizar un baño con agua tibia utilizando un champú suave y sin fragancia realizando un suave masaje con las yemas de los dedos, nos ayudará aflojar las costras. Posteriormente, enjuagar cuidadosamente la piel para eliminar todos los residuos del champú y que no nos cause más irritación.
- Uso de aceites para suavizar las costras: Aplicar un poco de aceite de oliva, coco, almendras o aceite para bebés en el cuero cabelludo y dejar actuar durante 15-20 minutos. Luego, lavado con champú suave para eliminar tanto aceite como costras.
- Cepillado suave del cuero cabelludo: El uso de un cepillo de cerdas suaves para no dañar la piel delicada del bebé, es un método útil para eliminar las costras una vez que han sido suavizadas por el aceite o el champú.
- Uso de productos específicos para costra láctea: Existen productos farmacéuticos o cosméticos específicos para tratar la costra láctea. Algunos de estos productos pueden incluir activos queratolíticos como el ácido salicílico que ayuda a disolver las escamas, antifúngicos como clotrimazol o miconazol para combatir el hongo Malassezia o corticoides de baja potencia para reducir la inflamación y aliviar el picor.
- Consulta médica: En la mayoría de los casos, la costra láctea se resuelve por sí sola en unos pocos meses sin la necesidad de tratamientos agresivos. Sin embargo, si la costra es persistente y no mejora con los métodos mencionados o si el bebé presenta signos de infección (enrojecimiento intenso, pus, fiebre), es importante consultar a un dermatólogo pediátrico o al pediatra para recibir un tratamiento adecuado.